SOBRE LOS RECIENTES NOMBRAMIENTOS EFECTUADOS POR EL CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL
El Consejo General del Poder Judicial cubrió ayer seis plazas vacantes en nuestro Tribunal Supremo, de las que cinco han recaído en magistrados hombres y una en la magistrada Maria Luisa Segoviano (un 16% de las plazas a cubrir ha recaído en una mujer). Debe tenerse en cuenta que para la candidatura a la presidencia de la Sala Cuarta se habían presentado únicamente dos candidatas mujeres.
En la Nota de Prensa en que se da cuenta del nombramiento de María Luisa Segoviano como Presidenta de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo se afirma que el II Plan de Igualdad de la Carrera Judicial, en cuya elaboración participaron representantes de Mujeres Juezas, “reconoció los avances producidos en la presencia de la mujer en el Tribunal Supremo con el actual CGPJ”.
Desde la Amje queremos transmitir nuestra felicitación y apoyo a María Luisa Segoviano, por su nombramiento, y por ser la primera mujer en presidir una Sala del Tribunal Supremo en su más de 200 años de historia.
No obstante nuestra más sincera felicitación, visto el plantel de nombramientos efectuados ayer por el Pleno sorprende la nota de prensa del Consejo. Se trata de una interpretación absolutamente parcial e interesada de un documento que pone el acento en el hecho de que el incremento de la presencia de mujeres en el Tribunal Supremo continúa siendo inferior a lo deseable “habiéndose pasado de 10 mujeres (12,3%) en 2013 a 16 mujeres (20,8%) a fecha de hoy”, y recuerda que “Naciones Unidas ya había advertido de esta anomalía democrática en su informe de fecha 17 de junio de 2015 (…) recogiendo entre sus recomendaciones finales vinculantes que el Estado español aplique medidas especiales de carácter temporal para lograr un equilibrio de género en los niveles más altos de la Judicatura”. Precisamente partiendo de estas premisas el Pleno del CGPJ asumió el compromiso de adoptar medidas con el fin de incrementar efectivamente la presencia de mujeres en los puestos de máxima responsabilidad judicial y gubernativa, tales como incluir en las propuestas de nombramiento discrecional un apartado específico sobre valoración de la adecuación de la propuesta a los mandatos de la LOIEMH o establecer medidas adecuadas de acción positiva hasta tanto no se cumpla la ratio de representatividad 60%-40% en los puestos judiciales de máxima responsabilidad. Ambos compromisos han resultado incumplidos de manera flagrante con los nombramientos llevados a cabo de estas seis plazas.
Si durante estos años se ha incrementado (de forma manifiestamente insuficiente) la presencia de mujeres en altos tribunales ello no se ha debido a un compromiso real por la igualdad. El poder judicial, como tantos otros poderes públicos, es un mundo manejado por los hombres. Y ello a pesar de la masiva incorporación de mujeres desde hace muchos años a la carrera.
Durante años se ha venido justificando la ostentosa ausencia de mujeres en el Tribunal Supremo y sus Presidencias de Sala en la falta de candidaturas femeninas válidas para las vacantes que se iban produciendo en estos puestos. Pues bien, en el presente caso existían candidaturas femeninas sobradamente válidas para TODAS las plazas sometidas a nombramiento, salvo la Presidencia de la Sala Quinta, en concreto: una candidatura de las tres existentes para la Presidencia de la Sala Tercera, las dos candidaturas presentadas para la Presidencia de la Sala Cuarta, y de las tres plazas de la Sala Segunda había 10 candidaturas femeninas para cada una de dos de las plazas y 8 para la tercera. Entre las candidaturas había mujeres juristas de muy reconocida trayectoria pública como Pilar Rasillo, Teresa Palacios, Concepción Espejel y Manuela Fernandez de Prado. ¿Cómo se justifica ahora que tampoco se nombren mujeres, pese a los compromisos adquiridos, salvo que no haya más remedio porque no hay más que candidatas mujeres?
Especialmente sangrantes resultan los tres nombramientos de hombres para la Sala Segunda del Tribunal Supremo, una Sala que actualmente cuenta con tan solo 3 mujeres frente a 11 hombres, habiéndose presentado un número más que considerable de candidaturas femeninas válidas para estos tres puestos. Partiendo de estos datos objetivos, habría estado más que justificado que los tres nombramientos recayeran sobre mujeres. Ésta habría sido la acción lógica de un órgano verdaderamente comprometido con la igualdad de género como valor esencial de nuestra democracia. Candidatas sobradamente preparadas para asumir los cargos había. Lo que no ha habido es voluntad. Ni siquiera han tenido el decoro de mantener una mínima proporcionalidad en los propios nombramientos, permitiendo que al menos una de las tres plazas pudiera ser ocupada por una mujer. Han primado los compromisos políticos y el juego de asociaciones, que desde luego no tienen la igualdad de género en la agenda de prioridades. Aunque sólo fuera por estética, señores consejeros y señoras consejeras, aunque sólo fuera por estética en un mundo cada vez más concienciado en materia de igualdad, quizá deberían haberse planteado siquiera la posibilidad de incluir esto en SU agenda. El mundo está cambiando, señores consejeros y señoras consejeras, y ustedes no se enteran.
Desde Mujeres Juezas exigimos que se cumpla el Plan de Igualdad y denunciaremos su incumplimiento a través de los cauces formales. Y seguiremos trabajando para conseguir que la igualdad sea, como expone nuestra Constitución, real y efectiva.
Más mujeres, más justicia.
30 septiembre 2020
Asociación de Mujeres Juezas de España
AMJE