Asociación Mujeres Juezas de España

LA JUSTICIA DE CALIDAD NO ES MONOPOLIO MASCULINO

Hace poco más de un año, tras la toma del poder talibán, Afganistán retrocedió abruptamente en democracia, imponiéndose un sistema dictatorial que limita gravemente los derechos y libertades fundamentales de una población, todavía en estado de shock.
Pero tal retroceso fue más agresivo en el caso de las mujeres y las niñas que volvieron a tiempos oscuros de otros siglos en los que eran consideradas poco más que objetos pertenecientes a los hombres.
Desde hace un año hemos asistido a drásticas vulneraciones de los derechos humanos más elementales de las mujeres y niñas afganas.
En la actualidad ellas no puedan desplazarse libremente sin un acompañante varón;
-no pueden recibir educación más allá de los 12 años;
-deben permanecer ocultas tras un burka que las anula simbólicamente,
-tienen importantes limitaciones para trabajar, para conducir, o para cualquier actividad humana vinculada al desarrollo de un proyecto de vida;
-y carecen de asistencia médica en caso de embarazo y/o parto exponiéndolas a graves riesgos para su salud y la de sus bebés.


Dichas limitaciones se han impuesto con más saña en aquellas profesiones de relevancia social que desde hacía años venían desempeñando las mujeres con eficacia y responsabilidad normalizada.
Entre ellas, se destaca la justicia, de la que formaban parte 270 juezas afganas que durante la última década han demostrado al mundo que hacer justicia de calidad no depende del sexo sino de la formación, sensibilidad social, competencia y responsabilidad de quien juzga.
Recientemente, el representante del actual Tribunal Supremo de Afganistan, bajo el poder talibán, ha intentado justificar públicamente los motivos por los que han prohibido a las mujeres ejercer como juezas bajo el paupérrimo argumento de: “su desconocimiento de la Sharia” o “por carecer de instalaciones separadas de los jueces varones”.

Lo anterior se enmarca en un contexto de cosificación, aislamiento y borrado de las mujeres en general y de las juezas en particular junto a otras profesiones de relevancia: fiscalía, periodismo, abogacía, medicina, política, etc. Pero las juezas afganas son perseguidas con especial violencia por el talibán, por haberse atrevido a juzgar a los hombres siendo mujeres y , también, porque su potente formación las puede convertir en una grave amenaza para el actual Régimen.
Paradójicamente, Afganistan ha ratificado la Convención para la Eliminación de toda Forma de Discriminación contra la Mujer y También la Convención de Derechos del Niño, que siguen vinculando al país bajo obligaciones internacionales cuyo cumplimiento debería exigírsele por la
Comunidad internacional, así como por la Organización de Naciones Unidas.
No podemos seguir impasibles ante esta guerra silenciosa contra las mujeres y niñas afganas, porque ello tiene un impacto nocivo universal.


Sin Mujeres No es Justicia.

Mujeres Juezas, a 06 de septiembre de 2022.